La santificación significa hacer santo, consagrar,
separar del mundo, y apartar del pecado para tener intima comunión con Dios y
servirle con gozo.
1.- Además del
verbo <<santifique>> (1Ts. 5:23), la
norma bíblica de santificación se expresa en términos tales como:
<<Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con
todo tu ser y con toda tu mente>> (Mt. 22:37),
<<Santidad… intachable>> (1Ts. 3:13)
<<Completar… la obra… de santificación>>
(2Co. 7:1)
<<El amor brote de un corazón limpio, de una
buena conciencia y de una fe sincera>> (1Ti. 1:5)
<<Puros e irreprochables>> (Fil. 1:10)
<<Liberados del pecado>> (Ro. 6:18)
<<Muertos al pecado>>, (Ro. 6:2)
<<Para servir a la justicia que lleva a la
santidad>>. (Ro. 6:19)
<<Obedecemos sus mandamientos>> (1Jn.
3:22)
<<Vence al mundo>>, (1Jn. 5:4).
Tales expresiones describen la obra del Espíritu Santo
mediante la salvación en Cristo por la cual libra al ser humano de la
esclavitud y del poder del pecado (Ro. 6:1-11), y los separa de las costumbres
pecaminosas de este mundo actual, renueva su naturaleza conforme a la imagen de
Cristo, produce en él, el fruto del Espíritu y lo capacita para la vida santa y
victoriosa de la consagración a Dios (Jn. 17:15-19, 23; Ro. 6:5, 13, 16,19;
12:1; Ga. 5:16, 22-23; 2Co. 5:17)
2.- Los
versículos anteriores no implican la absoluta perfección, si no la rectitud
moral de carácter inmaculado demostrada en la pureza, la obediencia y la
conducta intachable (Fil. 2:14-15; Col. 1:22; 1Ts. 2:10; Lc. 1:6).
Los creyentes, por la gracia de Dios que se les ha
dado, han muerto con Cristo y están libres del poder y del dominio del pecado
(Ro 6:18); por lo tanto, no tienen por qué ni deben pecar, sino que pueden
encontrar suficiente victoria en su salvador, Jesucristo. Por medio del
Espíritu Santo son capaces de no pecar (1Jn. 2:1; 3:6) aunque nunca llegan a
estar libres de la tentación y la posibilidad de pecar.
3.- La
santificación era la voluntad de Dios para los israelitas del AT; debían vivir en santidad,
separados del estilo de vida de las
naciones a su alrededor (Ex. 19:6; Lv. 11:44; 19:2; 2Cro. 29:5). Así mismo
es una exigencia para los creyentes en Cristo. Las sagradas escrituras enseñan
que sin la santidad, nadie vera al Señor (Heb. 12:14).
4.- Los hijos
de Dios alcanzan la santificación por:
a.) la fe (Hch. 26:18)
b.) por la unión con Cristo en su muerte y
resurrección (Jn. 15:4-10; Ro. 6:1-11; 1Co. 1:30)
c.) por la sangre de Cristo (1Jn. 1:7-9)
d.) por la palabra (Jn. 17:17)
e.) por la obra regeneradora y santificadora del
Espíritu Santo en el corazón (Jer. 31:31-34; Ro. 8:13; 1Co. 6:11; Fil. 2:12-13;
2Ts. 2:13).
5.- La
santificación es obra de Dios y de su pueblo (Fil. 2:12-13). A fin de realizar la
voluntad de Dios en la santificación, los creyentes deben participar en la obra
santificadora del Espíritu dejando de hacer lo malo (Ro. 6:1-2), purificándose
<<de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu>> (2Co. 7:1; Ro.
6:12; Ga. 5:16-25) y conservándose limpios de la contaminación de este mundo
(Stg. 1:27; Ro. 6:13,19; 8:13; 12:1-2; 13:14; Ef. 4:31; 5:18; Col. 3:5,10; Heb.
6:1; Stg. 4:8)
6.- La
verdadera santificación requiere que los creyentes mantengan:
Íntima comunión con Cristo (Jn. 15:4)
Participen en la comunión con los creyentes (Ef.
4:15-16)
Se dediquen a la oración (Mt. 6:5-13; Col. 4:2)
Obedezcan la palabra de Dios (Jn. 17:17)
Sean sensibles a la presencia y el cuidado de Dios
(Mt. 6:25-34)
Amen la justicia y odien la maldad (Heb. 1:9)
Le den muerte al pecado (Ro. 6)
Se sometan a la disciplina de Dios (Heb. 12:5-11)
Sigan obedeciendo y sean llenos del Espíritu Santo (Ro.
8:14; 5:18)
7.- En el NT no
se describe la santificación como un lento proceso de abandono del pecado poco
a poco. Más
bien se presenta como un acto definitivo mediante el cual el creyente por la
Gracia queda libre de la esclavitud de Satanás y se aparta del todo del pecado
a fin de vivir para Dios (Ro. 6:18; 2Co. 5:17; Ef. 2:4-6; Col. 3:1-3). Sin
embargo, al mismo tiempo se describe la santificación como un proceso de toda
la vida por el cual el creyente continua dándole muerte a los malos hábitos de
la naturaleza pecaminosa (Ro. 8:1-17), se transforma a la semejanza de Cristo
(2Co. 3:18), crece en la Gracia (2P. 3:18) y procede con mayor amor a Dios y a
los demás (Mt. 22:37-39; 1Jn. 4:7-8,11,20-21).
8.- La
santificación puede comprender una nueva experiencia definitiva después de la
salvación inicial. Los creyentes pudieran recibir una clara revelación de la santidad de
Dios, y también el conocimiento de que Dios los llama a una separación mayor
del pecado y del mundo para poder caminar más cerca de Dios (2Co. 6:16-18).
Conscientes de eso, se presentan a Dios como sacrificios vivos y reciben del
Espíritu Santo la gracia, la pureza, el poder y la victoria para llevar una
vida santa que agrada a Dios (Ro. 6:19-22; 12:1-2).