Por Wilbur Madera
Qué
pensarías de una iglesia que, en diez años de existencia, jamás ha hecho una
campaña evangelística; nunca ha hecho un llamado al altar; no ha salido a
repartir folletos evangelísticos en las calles y parques; nunca ha salido a
evangelizar casa por casa; ni siquiera bombardea a sus invitados para que crean
en Cristo en la primera visita al culto.
Seguramente concluirías que es una Iglesia que no cumple la gran
comisión. Pero qué dirías si te
compartiera que en esa iglesia todos los domingos están llegando personas que
no conocen a Cristo; todos los domingos, hay
personas no creyentes que voluntariamente se están integrando a grupos
pequeños para estudiar la
Biblia ; que todos los domingos vienen personas no creyentes
para que les hablen de Jesucristo; que con mucha frecuencia se escuchan
testimonios de vidas que están siendo transformadas por el evangelio. ¿Te
parece extraño? No lo es en realidad. Es
cierto y lo hemos visto como testigos oculares en nuestra iglesia.
Para
nosotros el evangelismo no es un programa, actividad o evento más que
hacemos. Para nosotros el hacer
discípulos está incluido en todo lo que hacemos. Es la parte medular de nuestra estrategia
ministerial y deseamos que sea el estilo de vida de cada miembro de la iglesia,
porque estamos convencidos que la estrategia de Dios para alcanzar al mundo es
su iglesia.
No estoy
diciendo que organizar campañas, repartir folletos o ir casa por casa sea algo
malo. Pero sí hay que reconocer que estas
estrategias son simplemente eso, estrategias, y no son lo esencial del
evangelismo. Existen, por lo tanto,
otras estrategias que quizá sean más eficaces para cumplir la gran comisión en
una ciudad como la nuestra.
La
estrategia que hemos usado para compartir las buenas nuevas es lo que llamamos:
Evangelismo Relacional. No es nada excepcional o secreto, simplemente
consiste en entrar en un proceso de compartir estratégica y pacientemente el
evangelio con nuestros conocidos, familiares, vecinos y amigos sin manipular,
forzar, presionar, ni hostigar a las personas para crean en Cristo. Se comparte el evangelio en el contexto de
una relación personal con aquellos que estamos evangelizando con miras a que
lleguen a ser discípulos de Jesucristo.
La clave para
este tipo de evangelismo son tus relaciones.
Evangelizamos conviviendo genuinamente con las personas y compartiendo
la vida y fe con ellas. Ese compartir tiene
un paso suave, natural y progresivo, dejando que cada quien lleve su
proceso. No hay presión, prisas ni
desesperación, sino esperamos con paciencia el fruto porque creemos que Dios
está obrando en la vida de las personas.
Evangelismo Tradicional vrs. Evangelismo Relacional
¿Cuál es la diferencia entre el
evangelismo tradicional y el evangelismo relacional? Podemos mencionar varios aspectos en los que
estos dos tipos de evangelismo tienen énfasis distintos.
1.
Objetivo. El evangelismo tradicional, generalmente,
tiene por objetivo inmediato que la gente haga la oración del pecador. El evangelismo relacional busca,
generalmente, que las personas se vuelvan discípulos de Cristo. No se conforma con simplemente compartir el
mensaje, sino busca que la gente se niegue a sí misma, tome su cruz y siga al
maestro.
2.
Percepción de la
Conversión. El evangelismo tradicional percibe la conversión como
un evento específico, con una fecha y una hora.
El relacional, tiende a ver la conversión como parte de un proceso que,
en algunos casos, es paulatino, lento y tardado. Algunos llegan al arrepentimiento y la fe en
Jesucristo en cuestión de horas, días o semanas; en tanto que para otros,
transcurren años antes de que puedan creer en Jesucristo en su corazón y
confesarlo con su boca. El evangelismo
relacional no renuncia al primer rechazo, sino estratégicamente va invirtiendo
tiempo y esfuerzo en la relación para crear un contexto en el que el Espíritu
Santo siga obrando en la vida de la persona con quien compartimos nuestra vida
y nuestra fe.
3.
Percepción del papel de Dios. El evangelismo tradicional, en la práctica,
tiende a ver a Dios muy poco activo. El
evangelista es quien se percibe como el más activo porque tiene que convencer y
persuadir al inconverso para que entregue su vida a Cristo. Ciertamente, Dios está obrando, pero la
acción evidente es la de las personas que se esfuerzan por ganar un alma para
Cristo. En el evangelismo relacional, el
que realmente está activo y obrando, es Dios.
Nosotros somos, hasta cierto punto, espectadores de la obra de Dios en
la vida de los demás cuando compartimos con ellos la vida y la fe.
4.
Percepción de las habilidades del evangelista. El evangelismo tradicional
percibe las habilidades del evangelista como fundamentales. Se piensa que si aquella persona inconversa
tan solo escuchara a tal o cual evangelista con seguridad se convertiría. Se invierten grandes sumas para poder contar
con afamados oradores o cantantes cristianos para los eventos
evangelísticos. En el evangelismo
relacional, si bien es cierto que el evangelista debe estar preparado para
compartir claramente el mensaje, sus habilidades son secundarias, pues lo único
que debe hacer es invertir tiempo en la relación, compartir de acuerdo con las
oportunidades y depender de la obra del Espíritu Santo. Cualquier creyente, sin importar sus
habilidades evangelísticas, puede ser un instrumento del Espíritu Santo para
traer el evangelio al más renuente de los incrédulos.
5.
Papel del evangelizador. En el evangelismo tradicional el
evangelizador considera que su papel es persuadir al incrédulo para que
entregue su vida a Cristo. Es decir,
lograr una conversión en el menor tiempo posible. El evangelizador en el relacional tiene como
papel fomentar su relación con la persona a quien desea compartir el evangelio
y hablar poco a poco, pero intencionalmente del evangelio, según Dios vaya
dando las oportunidades.
6.
Tono del Método de evangelización. El evangelismo tradicional tiende a tener un
tono agresivo, de choque, confrontación, presión, y a veces manipulación. Es directo, osado y a veces, con muy poco
tacto. Por su parte el relacional, tiene
un tono suave y sutil. Se realiza sin presionar, hostigar, intimidar ni
manipular a las personas. Se tiene mucha
paciencia en el proceso de cada individuo y se busca capitalizar las
oportunidades para llevarlo un paso más cerca en su encuentro con Dios.
7.
Parámetro del éxito. El evangelismo tradicional mide su éxito con
la cantidad de personas que hacen la oración del pecador. El evangelismo relacional mide su éxito
considerando cuántas personas se han convertido en discípulos de Cristo.
8.
Percepción del papel de la Iglesia. En el evangelismo tradicional, la iglesia se ve como la
capacitadora para el evangelismo y organizadora de los eventos con este
fin. En el relacional, la iglesia se ve
como una comunidad que provee el contexto para que las personas experimenten
una relación progresiva y creciente con Dios por medio de Jesucristo. La comunidad de creyentes funcionando como el
Cuerpo de Cristo es la mejor estrategia para alcanzar al mundo.
9.
Énfasis del Mensaje. El evangelismo tradicional tiende a enfatizar
los beneficios de creer y las consecuencias de la incredulidad. El énfasis del mensaje en el relacional es
una relación verdadera con Dios por medio de Jesucristo. La gracia transformadora de Dios se subraya y
se ofrece a todo aquel que se acerca a Dios por medio de Cristo.
Elementos
Fundamentales del Evangelismo Relacional
Existen
cuatro elementos fundamentales del evangelismo relacional. Los cuatro se entrelazan para ir llevando a
la gente en su proceso hacia una relación verdadera con Dios por medio de
Jesucristo.
1.
Las Relaciones. Todos estamos conectados con otras
personas. Algunas conexiones son
sanguíneas, otras son fraternales, y otras más, laborales. Tus relaciones son la clave para el
evangelismo de este tipo. Partes de tu
círculo de influencia hacia afuera.
Comienzas con familiares, sigues con amigos y compañeros y terminas con vecinos y conocidos. Las personas están más dispuestas a
escucharte porque ya tienen cierta relación contigo. Gran parte de tu labor es desarrollar y
profundizar esa relación con ellos para que en ese contexto se vayan
presentando oportunidades para guiar a la persona en su proceso de acercamiento a Dios.
2.
El Testimonio. Es más fácil ir a China a hablar
de Cristo donde nadie te conoce que comenzar en tu propia casa donde conviven
contigo y saben de tu mal genio y tus irresponsabilidades. El testimonio es fundamental en el
evangelismo relacional. La gente se debe
sentir motivada a acercase a Cristo al considerar la realidad de Su obra en tu
vida diaria.
3.
El Evangelio. El claro
mensaje del evangelio debe estar presente en tu conversación con las personas a
quienes estás evangelizando. Debes poder
comunicar las buenas noticias partiendo de las oportunidades naturales que se
presenten en tu caminar con la persona con quien estás desarrollando una
relación.
4.
La Oración. La intercesión por la persona que
estás dirigiendo a Cristo debe ser parte de la vida cotidiana. Como hemos
dicho, lo que finalmente marca la diferencia en la vida de una persona es la
obra de Dios en su corazón, por eso debemos pedir constantemente por la
intervención divina en la vida de nuestro prospecto.
Consejos
Prácticos para desarrollar el evangelismo relacional
1. Cuida tu relación con Dios celosamente.
Una persona que tiene verdadera
intimidad con Dios no tiene que publicar este hecho, porque se nota con sólo
tratarla. Si has estado muy cerca del
Padre, los que te rodean lo notarán y querrán saber acerca de Él. Por lo tanto, busca esa intimidad con Dios no
sólo como una disciplina, sino como el mayor placer en tu vida.
2.
Cuida
tu testimonio diligentemente. Como hemos dicho, tu vida dirá más que mil
palabras. Con nuestro testimonio está en
juego la reputación de Cristo. Tú eres
el reflejo más cercano de Cristo que tienen tus familiares, amigos, vecinos y
conocidos. Por eso, no bajes la guardia
en ningún aspecto de tu vida; aférrate de la gracia transformadora de Dios para
crecer a semejanza de Cristo.
3.
Ora
por tus contactos e invierte tiempo con ellos. El
evangelismo relacional demanda inversión de tiempo. Tiempo para orar por la persona y tiempo para
convivir con la persona. Se trata de
desarrollar una relación genuina con el fin de crear un contexto en el que el
Espíritu Santo haga su obra progresiva en la persona. Por eso, Interésate en verdad por las
personas, no los veas sólo como “gemas para tu corona”. Interésate en sus lágrimas y risas, en sus
éxitos y fracasos, en sus fortalezas y debilidades. En fin, velas como Cristo las ve.
4. Comparte el mensaje aprovechando las oportunidades
naturales. El
evangelismo relacional no toma las oportunidades por la fuerza. Es paciente y espera el mejor momento para
avanzar. Esas oportunidades, Dios las
provee de manera natural en los acontecimientos cotidianos de la relación. Pide a Dios sabiduría para identificar el
momento esperado y para que lo aproveches siendo dirigido por el Espíritu
Santo.
5.
Se
genuino con la gente. No hables como si fueras un producto terminado. No
digas “Cristo me transformó” como si hubiera sido algo necesario sólo en el
pasado. Es mejor decir: “Cristo me está
transformando”. Todavía estás en proceso,
todavía flaqueas, dudas y caes. Reconoce
sinceramente tus debilidades y tus luchas.
No eres mejor que los demás, lo único que hace la diferencia es la gracia
de Dios en tu vida. Comparte esa gracia
con humildad.
6.
Invita
a tus contactos a actividades con otros cristianos. Dios usa poderosamente a Su comunidad para
atraer al incrédulo. Por eso, no
desaproveches la oportunidad de poner en contacto a tus invitados con otros
creyentes como tú. Debemos ser
intencionales en crear ambientes no intimidantes en los que los no creyentes
puedan tener la oportunidad de explorar en qué consiste la comunidad cristiana. Debemos llegar a ser una iglesia irresistible
porque Cristo lo es.
7.
Si
algún contacto expresa interés por una relación con Dios, ofrécele estudiar la Biblia juntos.
Muchos creyentes cometen el error de pensar que una persona debe primero
profesar externamente fe para luego comenzar a estudiar la Biblia con ella. Pero la Biblia dice que nadie viene al Hijo si el Padre
no le trae. Por lo tanto, si una persona
muestra interés por las cosas espirituales, debemos asumir que es la obra de
Dios en él hasta que nos demuestre objetivamente que nos equivocamos. No esperes la profesión externa de fe para
comenzar a enseñar la
Escritura a la persona. Recuerda que la Palabra es la espada del
Espíritu que penetra hasta lo más profundo del corazón humano.
8.
Invita
amablemente, no presiones, no manipules, ni hostigues.
Es un gran alivio saber que no se trata de fabricar conversiones, sino de guiar
a las personas a ser discípulos de Cristo.
La conversión verdadera la realiza el Espíritu Santo. No es nuestra insistencia, presión,
hostigamiento ni manipulación lo que hace que el pecador se arrepienta. Por tanto, presenta claramente el evangelio e
invita amablemente al arrepentimiento y
a la fe en Jesucristo. El
resultado es del Señor, no es tu responsabilidad.
9. Confía en que Dios está obrando, no es tu habilidad
ni tu esfuerzo. Siguiendo
con lo anterior, no te angusties por tu inexperiencia, tus debilidades o falta
de capacidad. La obra es de Dios,
confía en él. El obra con nosotros, sin
nosotros o a pesar de nosotros, por eso la gloria es sólo suya.
Conclusión
Jesús
dijo: “Id y haced discípulos”. La Iglesia , como el cuerpo de
Cristo, está llamada a ser esa estrategia para cumplir la misión. Debemos dejar de ver el evangelismo como una
actividad o programa más de la
Iglesia , y comenzar a integrarlo en la estrategia ministerial
global de la Iglesia. Es decir, que de una manera
natural y suave, los incrédulos con el simple hecho de estar en contacto con la Iglesia vayan siendo
asimilados poco a poco en la comunidad del pacto. Nosotros creemos que
evangelismo relacional favorece estos procesos y es una magnífica estrategia
para cumplir la gran comisión hasta lo último de la tierra.
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