martes, 16 de septiembre de 2014

LA SANTIFICACIÓN 1P. 1:1-2 Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.


La santificación significa hacer santo, consagrar, separar del mundo, y apartar del pecado para tener intima comunión con Dios y servirle con gozo.
1.- Además del verbo  <<santifique>> (1Ts. 5:23), la norma bíblica de santificación se expresa en términos tales como:
<<Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente>> (Mt. 22:37),
<<Santidad… intachable>> (1Ts. 3:13)
<<Completar… la obra… de santificación>> (2Co. 7:1)
<<El amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera>> (1Ti. 1:5)
<<Puros e irreprochables>> (Fil. 1:10)
<<Liberados del pecado>> (Ro. 6:18)
<<Muertos al pecado>>, (Ro. 6:2)
<<Para servir a la justicia que lleva a la santidad>>. (Ro. 6:19)
<<Obedecemos sus mandamientos>> (1Jn. 3:22)
<<Vence al mundo>>, (1Jn. 5:4).
Tales expresiones describen la obra del Espíritu Santo mediante la salvación en Cristo por la cual libra al ser humano de la esclavitud y del poder del pecado (Ro. 6:1-11), y los separa de las costumbres pecaminosas de este mundo actual, renueva su naturaleza conforme a la imagen de Cristo, produce en él, el fruto del Espíritu y lo capacita para la vida santa y victoriosa de la consagración a Dios (Jn. 17:15-19, 23; Ro. 6:5, 13, 16,19; 12:1; Ga. 5:16, 22-23; 2Co. 5:17)
2.- Los versículos anteriores no implican la absoluta perfección, si no la rectitud moral de carácter inmaculado demostrada en la pureza, la obediencia y la conducta intachable (Fil. 2:14-15; Col. 1:22; 1Ts. 2:10; Lc. 1:6).
Los creyentes, por la gracia de Dios que se les ha dado, han muerto con Cristo y están libres del poder y del dominio del pecado (Ro 6:18); por lo tanto, no tienen por qué ni deben pecar, sino que pueden encontrar suficiente victoria en su salvador, Jesucristo. Por medio del Espíritu Santo son capaces de no pecar (1Jn. 2:1; 3:6) aunque nunca llegan a estar libres de la tentación y la posibilidad de pecar.
3.- La santificación era la voluntad de Dios para los israelitas del AT; debían vivir en santidad, separados del estilo de vida de las naciones a su alrededor (Ex. 19:6; Lv. 11:44; 19:2; 2Cro. 29:5). Así mismo es una exigencia para los creyentes en Cristo. Las sagradas escrituras enseñan que sin la santidad, nadie vera al Señor (Heb. 12:14).

4.- Los hijos de Dios alcanzan la santificación por:
a.) la fe (Hch. 26:18)
b.) por la unión con Cristo en su muerte y resurrección (Jn. 15:4-10; Ro. 6:1-11; 1Co. 1:30)
c.) por la sangre de Cristo (1Jn. 1:7-9)
d.) por la palabra (Jn. 17:17)
e.) por la obra regeneradora y santificadora del Espíritu Santo en el corazón (Jer. 31:31-34; Ro. 8:13; 1Co. 6:11; Fil. 2:12-13; 2Ts. 2:13).
5.- La santificación es obra de Dios y de su pueblo (Fil. 2:12-13). A fin de realizar la voluntad de Dios en la santificación, los creyentes deben participar en la obra santificadora del Espíritu dejando de hacer lo malo (Ro. 6:1-2), purificándose <<de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu>> (2Co. 7:1; Ro. 6:12; Ga. 5:16-25) y conservándose limpios de la contaminación de este mundo (Stg. 1:27; Ro. 6:13,19; 8:13; 12:1-2; 13:14; Ef. 4:31; 5:18; Col. 3:5,10; Heb. 6:1; Stg. 4:8)
6.- La verdadera santificación requiere que los creyentes mantengan:
Íntima comunión con Cristo (Jn. 15:4)
Participen en la comunión con los creyentes (Ef. 4:15-16)
Se dediquen a la oración (Mt. 6:5-13; Col. 4:2)
Obedezcan la palabra de Dios (Jn. 17:17)
Sean sensibles a la presencia y el cuidado de Dios (Mt. 6:25-34)
Amen la justicia y odien la maldad (Heb. 1:9)
Le den muerte al pecado (Ro. 6)
Se sometan a la disciplina de Dios (Heb. 12:5-11)
Sigan obedeciendo y sean llenos del Espíritu Santo (Ro. 8:14; 5:18)
7.- En el NT no se describe la santificación como un lento proceso de abandono del pecado poco a poco. Más bien se presenta como un acto definitivo mediante el cual el creyente por la Gracia queda libre de la esclavitud de Satanás y se aparta del todo del pecado a fin de vivir para Dios (Ro. 6:18; 2Co. 5:17; Ef. 2:4-6; Col. 3:1-3). Sin embargo, al mismo tiempo se describe la santificación como un proceso de toda la vida por el cual el creyente continua dándole muerte a los malos hábitos de la naturaleza pecaminosa (Ro. 8:1-17), se transforma a la semejanza de Cristo (2Co. 3:18), crece en la Gracia (2P. 3:18) y procede con mayor amor a Dios y a los demás (Mt. 22:37-39; 1Jn. 4:7-8,11,20-21).

8.- La santificación puede comprender una nueva experiencia definitiva después de la salvación inicial. Los creyentes pudieran recibir una clara revelación de la santidad de Dios, y también el conocimiento de que Dios los llama a una separación mayor del pecado y del mundo para poder caminar más cerca de Dios (2Co. 6:16-18). Conscientes de eso, se presentan a Dios como sacrificios vivos y reciben del Espíritu Santo la gracia, la pureza, el poder y la victoria para llevar una vida santa que agrada a Dios (Ro. 6:19-22; 12:1-2).